Perona Hector
Cuando los periodistas apuntan hacia
un objetivo en común, intercambian hechos y recuerdos y sobre todo unen
esfuerzos para tratar de atar cabos que permitan encontrar las verdaderos
causas de la masacre de nuestros ocho colegas periodistas en las alturas de
Uchuraccay en Ayacucho, empieza a asomar la verdad. Debo felicitar a Carmen
Valdivieso y Mario Guimarey, experimentados colegas que desde hace una década
investigan estos hechos tanto en Lima como en Ayacucho. De por medio existen
partes reservados de inteligencia que fueron "secreto de Estado",
también versiones de dos de los mártires quienes 24 horas antes que los
masacraran se comunicaron a Lima informando que habían descubierto una noticia
bomba en la zona de conflicto. El tráfico de drogas a cargo de corruptos
elementos uniformados tiene mucho que ver en estos crímenes perpetrados para
que la verdad no salga a la luz. Hasta la fecha suman más de 130 personas que
estuvieron relacionadas o fueron testigos de la masacre y que terminaron
asesinadas a mansalva o murieron supuestamente contaminadas
No hay comentarios:
Publicar un comentario